QUÍMICA DEL AMOR
QUÍMICA DEL AMOR
La química del amor es capaz de hacerte sentir en pleno subidón, hacerte sufrir un bajón o hacerte sentir el mono por alguien. Que el amor es como una droga es totalmente cierto, y tiene ciertos efectos secundarios realmente curiosos.
Tal y como señala un estudio del Colegio de Medicina Albert Einstein, cuando el amor se rompe, igual que cuando una persona es adicta a la droga, las consecuencias de la adicción son tan fuertes que pueden desembocar en graves conductas depresivas y obsesivas. Tal como hemos visto en un artículo reciente, el amor puede provocar dependencia emocional.
Los compuestos químicos y las hormonas que genera el amor
El amor libera dopamina, serotonina y oxitocina, por eso que cuando nos enamoramos nos sentimos excitados, llenos de energía y nuestra percepción de la vida es magnífica. Pero los neuroquímicos del enamoramiento vienen a chorros y al cabo del tiempo, al igual que pasa cuando alguien consume drogas durante un período largo de un dilatado período, llega la tolerancia o lo que comúnmente se conoce como habituación.
Cuando la cascada química desciende, hay muchas personas que lo interpretan como una pérdida de amor (MacDonald & MacDonald, 2010). Lo que realmente sucede es que los receptores neuronales ya se han acostumbrado a ese exceso de flujo químico y el enamorado necesita aumentar la dosis para seguir sintiendo lo mismo. Eso puede convertir una fluctuación natural en una crisis, y puede llegar la bonita frase: “Ya no siento lo mismo”. Pero dejar una relación no siempre es tan simple.
El cerebro necesita un proceso de recuperación para volver a los niveles normales de flujo químico y hace falta dejar pasar el tiempo para recuperar la estabilidad.
La oxitocina: un abrazo vale más que mil palabras
Neurólogos expertos como Gareth Leng creen que la oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción. La hormona actúa "cambiando las conexiones" de los miles de millones de circuitos neuronales. Esta hormona es conocida como el neurotransmisor de la confianza o de los abrazos y se libera en cantidades grandes durante el orgasmo y en cantidades más pequeñas cuando te cogen de la mano o cuando los animales lamen a sus bebés.
La oxitocina es una sustancia endógena (segregada por el cuerpo) y actúa como una droga (sustancia exógena introducida en el cuerpo desde el exterior), liberando transmisores como la dopamina, la noradrenalina (norepirefrina) o la serotonina. Estos neurotransmisores permiten inundar el cerebro de feniletilamina. Este compuesto químico es de la familia de las anfetaminas, y tiene una duración en el cerebro de unos 4 años según la teoría de Donald F. Klein y Michael Lebowitz surgida en la década de los 80. El chocolate es rico en este compuesto, por eso es habitual que durante el “mal de amores” se consuman cantidades excesivas.
La oxitocina, también juega un factor importante en los celos. Para el cerebro de los mamíferos, cualquier pérdida de confianza es una emergencia potencialmente mortal. Cuando una oveja se separa de su rebaño, los niveles de oxitocina descienden y los de cortisol aumentan. El cortisol es la sensación que experimentamos como miedo, pánico o ansiedad. Funciona para las ovejas motivándolas a volver a conectar con su rebaño antes de que se la coman viva. En los seres humanos, el cortisol convierte expectativas frustradas o falta de confianza en situaciones de emergencia.
La serotonina: el neurotransmisor de la felicidad
Conseguir respeto sienta bien ya que estimula la liberación de serotonina En el mundo animal, la dominancia social trae consigo más oportunidades de apareamiento y más descendencia. Los animales no dominan por objetivos conscientes a largo plazo, dominan porque la serotonina les hace sentir bien.
El problema surge porque su cerebro siempre quiere más respeto para obtener más serotonina. Su pareja puede darle esa sensación al principio y puede darle el respeto que necesita o ayudarle a sentirse respetado por los demás. Pero su cerebro da por sentado el respeto que ya tiene, y con el paso del tiempo, quiere más y más para conseguir una dosis más grande de buenos sentimientos. Es por eso que algunas personas siempre hacen más demandas a sus seres queridos, y otras, constantemente buscan parejas o amantes de mayor estatus. La autoestima juega un papel importante en este aspecto y para no caer en el error, ayuda entender mejor los orígenes de nuestros impulsos neuroquímicos.
La serotonina actúa sobre las emociones y el estado de ánimo. Es la responsable del bienestar, genera optimismo, buen humor y sociabilidad y es conocida por representar un papel importante en la inhibición de la ira y la agresión. Niveles bajos de serotonina están asociados con la depresión y la obsesión (síntomas del desamor). Los fármacos antidepresivos, se encargan de aumentar los niveles de serotonina para corregir el déficit neuroquímico, y es por eso que al Prozac (el antidepresivo más famoso del planeta) le llaman la droga de la felicidad. Las experiencias positivas constantes y los pensamientos positivos, también aumentan los niveles de serotonina. En cambio los pensamientos desagradables, las malas noticias, hablar de cosas tristes y preocupantes o enfadarse, inhiben completamente la activación de la serotonina.
La dopamina: adictos al amor
La dopamina está relacionada con el placer, y es el neurotransmisor que desempeña un papel importante en los juegos de azar, el uso de drogas, y también en el amor. Cuando nos enamoramos, la dopamina se libera, haciendo que las parejas se sientan eufóricas y enérgicas.
La dopamina es importante ya que está implicada en el sistema de recompensa. El placer hace que nos sintamos bien, que tengamos relaciones sexuales, que comamos alimentos, y que hagamos cosas que nos permitan sobrevivir. Pero tanto en la droga como en el amor, cuando el estímulo externo (droga) o intero (oxitocina) desaparecen, puede crear problemas serios para una persona.
Noradrenalina: la dosis de adrenalina
La noradrenalina o norepirefrina es el neurotransmisor que induce a la euforia en el cerebro, excitando el cuerpo y dándole una dosis de adrenalina natural. Esto hace que el corazón lata más rápido, la presión arterial se eleve y hace que respiremos más pesadamente para que llegue más oxigeno a la sangre. Provoca el síntoma de las palmas sudorosas y de los rubores de las primeras etapas del enamoramiento.
BIBLIOGRAFIA;
- Fisher, H. (2004). Why We Love: The Nature and Chemistry of Romantic Love. New York: Henry Holt.
- Izard, C. E. (1991). The psychology of emotions. New York: Plenum Press.
- Pichón, R.E. (1982). Teoría del vínculo. Buenos Aires: Nueva Visión
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